Valorización de las conchas de cangrejos
En
línea con la anterior entrada del blog, me gustaría dedicar unos
párrafos al proyecto europeo ChiBio y a la idea de valorizar las
conchas
de
los cangrejos para obtener biopolímeros. Si allí
hablaba de la biorrefinería de los insectos, aquí me puedo referir
a la biorrefinería de los crustáceos.
De
acuerdo con la página web del proyecto
(http://www.chibiofp7.fraunhofer.de/index.html),
la industria de la pesca, tanto en Europa como en el resto del mundo,
genera una gran masa de residuos de cáscaras de crustáceos que
posee un valor muy escaso. A nivel mundial, parece que ya supera los
6 millones de toneladas al año y sigue creciendo. Su
desecho en vertederos causa importantes costes y riegos para el medio
ambiente. Sobre esta base, el proyecto ChiBio surge con el objetivo
de crear una plataforma integrada de biorrefinería que transforme
los constituyentes químicos de las conchas de crustáceos en
productos
de alto valor añadido.
Los
cangrejos y otros crustáceos tienen una gran proporción de quitina
en la composición de su cuerpo. Este compuesto es
un polisacárido que puede ser aprovechado química o
biotecnológicamente para para producir diferentes compuestos. El
proceso desarrollado en el proyecto ChiBio pasa por el pretratamiento
de los residuos para facilitar su depolimerización y la conversión
de los azúcares en "green building blocks" utilizando
rutas enzimáticas y de biocatálisis. Los "aceites naturales"
obtenidos a partir de las conchas son procesados en una reacción que
tiene lugar a elevada presión para obtener la materia prima con la
que se producen
los
monómeros para generar
biopolímeros avanzados. Las
sustancias biológicas contenidas en las conchas que no pueden ser
valorizadas mediante estos procesos, se
tratan
para obtener una fuente de energía mediante su conversión en
biogás.
El
proyecto ChiBio fue financiado por el séptimo programa marco y contó
con una contribución de la unión europea de casi 3 millones de
euros. Teniendo en cuanta las fechas oficiales, el proyecto acabó a
finales del mes pasado. El consorcio, liderado por el Fraunhofer
alemán, estaba formado por 5 centros de investigación y
universidades, 4 PyMEs y 2 grandes empresas. Ojalá que los
resultados obtenidos a
nivel de laboratorio en el proyecto puedan ser trasladados
rápidamente al nivel industrial y que, a no mucho tardar, pueda
hablar de la primera planta comercial de valorización de las conchas
de cangrejos,
la biorrefinería de los crustáceos.