Fotobiorreactores

El cultivo de microalgas no es algo novedoso, muchos de los métodos y conceptos que se usan hoy en día fueron desarrollados a finales del siglo XIX y principios de la pasada centuria. En décadas posteriores, se han ido refinando por la intervención de varias disciplinas que han trabajado de manera conjunta: biología, ingeniería de procesos, matemáticas y física. En los últimos 30 años, la industria biotecnológica de las microalgas ha crecido y se ha diversificado de manera significativa. Sin embargo, las aplicaciones comerciales existentes, todavía se hallan limitadas a comercios de bajo volumen y gran valor añadido como el de los suplementos alimenticios o el de los extractos (por ejemplo, el beta-caroteno). De acuerdo con un informe de IEA Bioenergy del 2010, la cantidad de biomasa algal producida comercialmente estaba en el entorno de las 9.000 toneladas. 1,2,3,4

Actualmente, el interés creciente que despiertan el empleo de las microalgas en la obtención de biocombustibles y el concepto de biorrefinería basada en microalgas, está acelerando el estudio de los diferentes métodos de cultivo. A continuación, se van a describir las cuatro tecnologías de cultivo fotosintético más comunes, prestando especial atención a los fotobiorreactores.

Estanques abiertos para cultivo extensivo 4

Los estanques abiertos para cultivo extensivo (“extensive ponds”) se usan habitualmente en tratamiento de aguas o para la producción de algas como Dunaliella salina. Estos estanques presentan una mezcla limitada y se basan en la selección natural y en la intervención humana mínima. En términos de superficie de cultivo, son los sistemas de producción de algas más grandes del mundo (por ejemplo, Whyalla y Hutt Lagoon).

Estanques abiertos para cultivo intensivo 2,4

Se trata de estanques con pistas de poca profundidad (típicamente, de 15 a 35 cm) en los que el contenido es mantenido en movimiento de manera continua por medio de ruedas de paleta. Normalmente son construidos con configuraciones circulares o longitudinales y son relativamente baratos y fáciles de construir. Sin embargo, el pobre aprovechamiento de la luz, el peligro de la contaminación y la alta evaporación de agua, son factores importantes que suelen provocar una producción baja de biomasa. Con todo, puede ser diez veces mayor que la obtenida en los estanques para cultivo extensivo. Los estanques suelen ser forrados con plástico o cemento y el tamaño habitual suele estar entre 0,2 y 0,5 ha. Los procedimientos de gestión del agua pueden variar dependiendo de la intensidad de la intervención en el proceso de crecimiento de las algas y es normal que incluya la adición de CO2 con controles automatizados de pH en las pistas. La biomasa puede ser recolectada mediante floculación o centrifugación.

Fotobiorreactores 2,4,5,6,7,8,9,10,11,12

A diferencia de los estanques, los fotobiorreactores son sistemas cerrados. Pueden presentar diferentes configuraciones: tuberías, placas, depósitos o cúpulas hemisféricas. Todas ellas tienen en común que sus superficies de cierre son transparentes ya que el principal factor que afecta a su diseño es la penetración de luz. En la literatura científica y las patentes, se han descrito numerosos diseños de fotobiorreactores pero sólo una pequeña proporción llega al nivel comercial. En la mayor parte de ellos tiene lugar una producción fotoautótrofa con el empleo de luz natural o artificial. Como se verá en el último apartado, algunas especies de microalgas se pueden cultivar de manera heterótrofa sin luz en otro tipo de sistemas.

Los fotobiorreactores pueden ser operados de manera completamente manual o incorporando monitorización automatizada y sistemas de retroalimentación para mantener las condiciones más estables. Como otros tipos de biorreactores, pueden trabajar en modo “batch”, de manera continua o semicontinua.

Los rendimientos son superiores a los de los sistemas abiertos ya que proveen protección contra agentes externos (contaminación, patógenos o depredadores) y minimizan el impacto del clima (lluvias, evaporación y fluctuaciones de temperatura estacionales). El ensuciamiento de las superficies transparentes debido a bacterias y otros organismos (entre ellos, las propias algas) es uno de los mayores problemas operativos de los fotobiorreactores. Se intenta prevenir manteniendo un flujo altamente turbulento. La transferencia de gases que está restringida al área superficial de las interfases gas-líquido puede limitar la escalabilidad de los diseños de fotobiorreactores.

De acuerdo con Sen, los parámetros críticos que afectan al diseño de los fotobiorreactores son los siguientes:
  • Capacidad para reutilizarse (facilidad de limpieza y reutilización).
  • Material de construcción (resistente, inerte, tolerante al daño por pH, temperatura y salinidad).
  • Iluminación (penetración e intensidad de la luz, fotoperiodo e intermitencia).
  • Mezcla (una mezcla pobre da lugar a un aumento del ensuciamiento y de la concentración de oxígeno).
  • Aireación (número/tamaño de las burburjas, transferencia de materia).
  • PH (solubilización de CO2, envejecimiento del cultivo, composición del medio).
  • Temperatura (efecto de la luz, eliminación del exceso de calor).
A continuación, se van a describir las tecnologías de fotobiorreactores algales más importantes: placas planas y tubulares. Todas ellas están enfocadas en conseguir una ratio superficie a volumen lo más elevada posible para mejorar la eficiencia fotosintética y, en consecuencia, una buena productividad de biomasa.

Fotobiorreactor de placas planas

Los reactores de placas planas (“Flat Plat Reactors” o FPR) siguen un concepto de diseño simple que busca un uso eficiente de la luz. Están formados por paneles estrechos construidos para lograr una relación área a volumen alta. Estas placas o paneles forman un sistema mediante la conexión de unas con otras. Dichas conexiones también son utilizadas para introducir gas y sustancias nutritivas. La introducción del CO2 se suele realizar por la parte baja del panel para asegurar que tenga suficiente tiempo para interaccionar con las algas. En general, las principales ventajas de estos fotobiorreactores son su alta productividad y una distribución uniforme de la luz.

Debido a las ventajas que se acaban de comentar, este tipo de fotobiorreactores ha sido objeto de gran atención. Los trabajos presentados por Milner (1953) prepararon la base para el cultivo de algas en este clase de sistemas. Siguiendo este trabajo, Samson y Leduy (1985) desarrollaron un reactor equipado con lámparas fluorescentes. Un año más tarde, Ramos de Ortega y Roux (1986) desarrollaron un reactor para exteriores usando PVC transparente. Posteriormente, en los años 90, se fueron presentando trabajos sobre el diseño de paneles alveolares verticales y reactores de placas planos para el cultivo masivo de diferentes tipos de algas. Buen ejemplo de ellos, son las investigaciones de Tredici y Materassi.

Fotobiorreactor tubular vertical

Los reactores de columna burbujeante son los ejemplos más típicos de fotobiorreactores tubulares verticales (“Vertical Tubular Reactors” o VTR). Se trata de una columna cilíndrica fabricada en un material transparente, normalmente polietileno o vidrio ya que permiten una buena penetración de luz y son relativamente baratos. La introducción de gas se lleva a cabo por la parte inferior de la columna y causa una corriente turbulenta que permite optimizar el intercambio de gas. En la actualidad, estos tipos de reactores se construyen con un diámetro máximo de 20 a 30 cm para asegurar el suministro de energía solar. La disponibilidad de luz en este tipo de columnas está influenciada por la velocidad de aireación, las acumulaciones de gas y la velocidad del líquido. El exceso de oxígeno generado por la actividad fotosintética debe ser retirado.

Aunque el cultivo de microalgas en este tipo de sistemas es simple y su empleo está ampliamente extendido, la tecnología es algo primitiva y presenta ciertas limitaciones derivadas de la fragilidad y de la baja versatilidad de los materiales utilizados. Por otro lado, el escalado de los equipos se preveía muy sencillo inicialmente, pero la experiencia acumulada ha demostrado que el aumento en el volumen de cultivo implica un descenso de la productividad.

Fotobiorreactor tubular horizontal

Un reactor tubular horizontal está formado por haces de tubos horizontales conectados como un sistema de tuberías. El fluido algal suspendido es capaz de circular por esta línea de tuberías. Los tubos se suelen fabricar de plásticos transparentes o vidrio de borosilicato y la circulación se mantiene constante mediante una bomba localizada al final del sistema. La transferencia de gas tiene lugar en las conexiones entre tubos o en unidades de intercambio de gas especialmente diseñadas para este propósito.

Parece que uno de los principales problemas operativos que se dan en en este tipo de fotobiorreactores, es el calentamiento excesivo durante las horas de calor. La amplitud del salto de temperatura que se produce en un día puede llegar a alcanzar los 20ºC. Algunas de las soluciones que se han probado para atajar este problema pasan por rociar la superficie de los tubos con agua de manera regular o sumergir el cultivo en una piscina de agua cuando se considera necesario. Varias fuentes sostienen que los fotobiorreactores de exteriores pueden ser enfriados de manera efectiva y barata mediante intercambiadores de calor. Otra limitación importante, ya destacada en el caso de los tubulares verticales, es la fragilidad intrínseca de los vidrios habitualmente empleados en su fabricación.


Figura 1. Fotobiorreactor tubular horizontal en operación (Varicon Aqua Solutions). Figura extraída de la referencia bibliográfica 2.

Fotobiorreactor tubular helicoidal

Esta clase de fotobiorreactores son una buena alternativa a los tubulares rectos. La configuración más ampliamente utilizada es la conocida como Biocoil, que fue desarrollada inicialmente por Robinson. Está compuesto de una serie de tubos de polietileno bobinados en una estructura abierta cilíndrica acompañada de una torre de intercambio de gases y un intercambiador de calor. Las sucesivas mejoras de este diseño lo han colocado como uno de los mejor posicionados debido a que se pueden cultivar volúmenes elevados en porciones pequeñas de terreno.

Figura 2. Fotobiorreactor tubular helicoidal de 1000 L en Murdoch University (Australia). Figura extraída de la referencia bibliográfica 7.

Otra variante es el reactor helicoidal cónico diseñado por Morita. En este caso, la estructura portante es cónica y su principal ventaja es una alta eficiencia de recogida de luz derivada del hecho de que la forma cónica distribuye la energía radiante en una amplia área de recepción. Su principal desventaja es que no presenta la misma facilidad de escalado que el Biocoil pues el ángulo y la altura del cono están estrictamente definidos para conseguir altas tasas fotosintéticas.

Fermentadores 4,5

Además de los fotobiorreactores, existe otro sistema cerrado para el cultivo de algas. Son los fermentadores que se usan para la producción de microalgas heterótrofas cuyo crecimiento depende más de azúcares (y otras fuentes simples de carbono) y O2 que de la luz solar y el CO2. Los fermentadores abiertos que se utilizan para la obtención de etanol no son adecuados ya que el crecimiento de las algas es mucho más lento que el de las levaduras y bacterias. En consecuencia, sería difícil cultivar algas como especie dominante en un medio abierto rico en azúcares.

En la obtención de biocombustibles, este proceso en fermentadores cerrados, como cualquier proceso fermentativo para la generación de combustibles o especialidades químicas, tiene la ventaja de que los métodos para producción de grandes cantidades ya están bien establecidos y estudiados pero presenta el inconveniente de que requieren un gran volumen de una fuente de carbohidratos barata.

REFERENCIAS
1 H.R. Preisig, R.A. Andersen: “Historical Review of Algal Culturing Techniques”. In Algal culturing techniques (ed. R. A. Andersen), pp. 1–12. London, UK: Academic Press.
2 H.C. Greenwell, L.M.L. Laurens, R.J. Shields, R.W. Lovitt, K. J. Flynn: “Placing microalgae on the biofuels priority list: a review of the technological challenges”. J. R. Soc. Interface 2010, 7, doi: 10.1098/rsif.2009.0322 first published online 23 December 2009.
3 P. Spolaore, C. Joannis-Cassan, E. Duran, A. Isambert: “Commercial applications of microalgae”. J. Biosci. Bioeng. 101, 87–96. (doi:10.1263/jbb.101.87), 2006.
4 A. Darzins, P. Pienkos, L. Edye: “Current Status and Potential for Algal Biofuels Production”. A Report to IEA Bioenergy Task 39, Report T39-T2, 6 August 2010.
5 A.P. Carvalho, L. A. Meireles, F. X. Malcata: “Microalgal reactors: a review of enclosed system designs and performances”. Biotechnol. Progr. 22, 1490–1506, 2006. (doi:10.1021/bp060065r).
7 Y. Chisti: “Biodiesel from microalgae”. Biotechnology Advances 25 (2007) 294–306.
8 R. Sen: “Photobioreactors for microalgal cultivation_Design considerations and complications”.
9 M.R. Tredici, P. Carlozzi, G.C. Zittelli, R. Materassi: “A vertical alveolar panel (VAP) for outdoor mass cultivation of microalgae and cyanobacteria”. Bioresour. Technol. 1991, 38, 153-159.
10 M. A. Borowitzka: “Closed algal photobioreactors: design considerations for large-scale systems”. J. Mar. Biotechnol. 1996, 4, 185-191.
11 M. Morita, Y. Watanable, T. Okawa, H. Saiki: “Photosynthetic productivity of conical helical tubular photobioreactors incorporating Chlorella sp. under various culture medium flow conditions”. Biotechnol. Bioeng. 2001, 74, 135-144.
12 E. Molina, J. Fernández, F.G. Acién, Y. Chisti: “Tubular photobioreactor design for algal cultures”. J Biotechnol 2001;92:113–31.



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